viernes, septiembre 17, 2010





EL GRAN SOLITARIO DE PALACIO, para muchos la mejor novela sobre el 68, posee grandes méritos literarios y testimoniales que resisten las pruebas del tiempo y del espacio. Esta obra fundamental para nuestra narrativa, no trata sólo sobre el movimiento estudiantil y la masacre de Tlatelolco, sino que es un recuento del México contemporáneo que bien puede ir de los tiempos del general Cárdenas al momento en que el PRI pierde la presidencia en el 2000.

Concebida como un amplio mural. El gran solitario de Palacio es una alegoría que entrelaza varias historias. El eje es la fatídica tarde del 2 de octubre en Tlatelolco. A través de sus personajes el lector puede reconocer los rasgos más característicos de la realidad tal como fue vivida. En un extremo, jóvenes idealistas enfrentándose a un régimen, en el otro, ese régimen encarnado en un hombre autoritario e intolerante; un hombre sexenal completamente solo a causa de su excesivo poder.

De la novela, traducida a varios idiomas, se ha ocupado ampliamente la crítica especializada. Giussepe Bellini reconoce en El gran solitario de Palacio "una gran fuerza de denuncia, un juego extraordinario de humor e ironía, una interesantísima novedad de estilo y de estructura". René Avilés Fabila consiguió escribir un clásico, una obra perdurable gracias a su mezcla de realidad y fantasía así como a la capacidad crítica de su autor.







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